Comentario
En Portugal, sin antecedentes que lo presagien, pero también sin herederos que lo continúen, aparece un artista excepcional, Nuno Gonçalves. Desde 1450 hay datos que lo presentan relacionado con la casa real portuguesa. La referencia final es de 1471, al menos mientras estaba vivo, porque más adelante hay alusiones que llegan hasta Francisco de Holanda, que lo nombra. Su obra documentada abarca tres retablos de los que el de mayores dimensiones correspondía a la catedral de Lisboa. Pero la única obra que tenemos sobre la que asienta su fama es el retablo o políptico de San Vicente (Museo de Lisboa).Se ha discutido mucho sobre su autor y sobre si estamos ante una sola obra o dos, al repetirse la figura del titular en dos tablas distintas. De lo que nadie duda es de que es una obra profundamente original estética e iconográficamente. Portugal, en un momento de expansión comercial y de descubrimiento de nuevas tierras, encuentra al artista que deja memoria de ello en una obra inolvidable. La monarquía portuguesa, el infante Manuel el Navegante y la corte se mezclan con los santos y con diversos estamentos del pueblo portugués. Nuno Gonçalves hubo de conocer la pintura flamenca. Se han citado maestros como Bouts que le han influido, pero no son suficientes para explicarlo. En el resto de la Península, apenas Bermejo puede comparársele.